lunes, 5 de noviembre de 2007

LA HECATOMBE



La hecatombe
Antonio Caballero hace en este texto su reflexión sobre el significado de la palabra usada por el presidente Álvaro Uribe para explicar en cuál evento estaría dispuesto a buscar otra reelección.
Fecha: 11/03/2007 -1331 La palabra "hecatombe", que suena exagerada y rebuscada, parece sin embargo apropiada en boca de un ganadero: es el sacrificio propiciatorio de 100 bueyes bien cebados en honor de los dioses. O sea, traducido a términos locales, hecatombear consiste en mandar matar un par de terneras y ponerlas a asar ensartadas a la llanera en vísperas de elecciones para que los peones de la finca vayan a votar como toca. Hecatombe es una palabra que huele a campo, en boca de un finquero. Y también suena natural, precisamente por su exageración apocalíptica, en boca de un político que se siente señalado por la providencia para la salvación de su pueblo, proponiendo como términos únicos de la alternativa ese "yo o el caos" que lleva implícita la amenaza del caos en el caso de que lo escogido no sea el yo. Una palabra que huele a miedo. Así que se oye bien en los labios del presidente Álvaro Uribe, que es un ganadero mesiánico, un Mesías rural. La pronunció en estos días, al anunciarles a sus paniaguados políticos que en caso de que ocurriera una hecatombe él estaría dispuesto a sacrificarse otra vez pidiéndose a sí mismo nuevamente prestado por cuatro años a la señora Lina para ofrendarse en el altar de la patria durante un tercer período presidencial, completando así, de entrada, 12 años en el cargo. Y puso, como suele, a adivinar al país.

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